El calambre muscular es una de las lesiones más frecuentes de muchos deportes, que podemos intentar prevenir siguiendo unos sencillos consejos.
Un calambre muscular es un espasmo muscular, una contracción involuntaria, súbita, no permanente, breve y dolorosa de un músculo o grupo muscular.
Estos espasmos musculares pueden tener diversos orígenes:
Alteraciones vasculares. Ciertas enfermedades, el uso de calzado inadecuado o ropa muy ajustada o una mala postura en la que la circulación se vea comprometida pueden ser causas por las que el flujo sanguíneo y el aporte de oxígeno se vean reducidos y se produzca una acumulación de toxinas.
Deshidratación y pérdida de sales minerales (potasio, calcio, magnesio). Cuando se realiza algún deporte en el que haya mucha pérdida hídrica, bien por el sudor bien por la ingesta de sustancias diuréticas, se producen alteraciones hidroelectrolíticas que afectan a la contracción muscular.
Irritación de un nervio. Es el caso de hernias discales. Éstas pueden pinzar algún nervio y producir calambres en los músculos inervados por dicho nervio.
Sobreesfuerzos musculares. Ocurre con mayor frecuencia cuando no se realiza un buen calentamiento previo a realizar algún ejercicio. También es frecuente que se de en entrenamientos muy duros o cuando hay cambios de temperatura bruscos.
Estrés. Suele ser la causa del espasmo cervical por alteraciones en el sistema nervioso.
PREVENCIÓN:
Si conseguimos determinar la causa de los calambres podremos reducir o eliminar su aparición.
Fuente: Palasypadel
En el caso de personas sedentarias, realizar un ejercicio suave (caminar) para activar la circulación y mantenerse bien hidratado puede disminuir el riesgo de padecer calambres. Así mismo se deben consumir alimentos ricos en potasio como verduras y plátanos.
Por otro lado, los deportistas deben realizar un acondicionamiento físico óptimo, adaptar la actividad al estado físico y rehidratarse tomando bebidas isotónicas para mantener unos niveles recomendados tanto de líquido como de minerales.
TRATAMIENTO:
Cuando aparezca el calambre debemos realizar un estiramiento suave del músculo afectado y llevarlo de nuevo a la posición neutra de forma lenta para evitar que se repita. Realizar un masaje en la zona o aplicar calor ayudará a relajar el músculo y calmar el dolor.