El "juego interno", tal y como algunos lo denominan, es, hoy por hoy, una de las partes más importantes dentro del entrenamiento de cualquier deportista.
Cuando hablamos de juego interno nos referimos a todo aquello que se pasa por la mente de un jugador cuando se enfrenta a un partido; cientos de ideas, temores, deseos... que sin duda influyen (y mucho) en el desarrollo final del juego.
Para muchos la diferencia entre un buen jugador y un jugador excelente se encuentra simplemente en la capacidad de concentración que muestre cada uno de ellos: alguien que sea capaz de mantenerse totalmente centrado en el juego a lo largo de todo el partido tiene mucho camino andado en la consecución de un buen resultado.
Pero lo cierto es que mantener la concentración resulta realmente difícil de conseguir, puesto que son muchos los elementos que actúan en nuestra contra: el compañero, el "público", la lluvia, ese pájaro...
Conozcamos algo más sobre la Capacidad de Concentración.
LA CONCENTRACIÓN
Entendemos por concentración la capacidad mental para mantener fijos nuestros sentidos en una situación en particular.
Le habrá pasado alguna vez: realiza un partido impecable y al llegar al último punto todo se desmorona, empieza a jugar de manera penosa y parece no haber vuelta atrás, es incapaz de dar un buen golpe. ... Pues bien, échele la culpa a la concentración.
Según los expertos, la concentración funciona en forma de picos: así lo habitual es que al principio del juego la concentración sea baja, yendo en aumento a medida que avanzamos en el partido; alcanzará su punto máximo a mediados del juego, para después descender en picado.
¿Cómo se plasma esto en el juego? Sencillo: al principio jugaremos los primeros puntos de manera casi automática, sin preocuparnos demasiado por lo que estamos haciendo; poco a poco nos metemos más en el papel y nuestro juego mejora (es lo que muchos llaman "meterse en el partido"), pero pasado ese momento de máxima concentración, lo más normal es que el cansancio (y a veces el sopor) haga mecha en nosotros, en nuestro juego y en nuestra capacidad de concentración; el resultado: un final de partido penoso.
Pues bien, si queremos obtener buenos resultados, es imprescindible que seamos capaces de minimizar estas "curvas" de concentración, tratando de que se conviertan en una "línea recta"; o lo que es lo mismo: mantener un grado de concentración constante.
LA FALTA DE CONCENTRACIÓN
Hay jugadores que no consigue centrarse en su juego hasta pasados varios puntos; lo que conlleva, en el mejor de los casos, un peor resultado del esperado; y la mayoría de las veces supone dar rienda suelta al nerviosismo que siempre lleva aparejado un mal juego y, por tanto, al desastre final.
Si algo debemos tener claro es que todos los puntos tienen la misma importancia; tanto los primeros como los últimos van a ser contabilizados en el cómputo global y por tanto todos deben afrontarse de la misma forma. Por lo tanto es imprescindible que salgamos a jugar con el máximo grado de concentración posible desde un principio.
Para conseguir concentrarse, lo primero que debemos hacer es identificar las causas que llevan a la distracción, ya sean externas (público, paisaje...) o internas (recuerdos de otros partidos, pensamientos ajenos al pádel...). Una vez que sabemos contra qué luchamos podremos realizar ejercicios de concentración que nos ayuden a controlarlos.
Debemos ser conscientes además de que es enormemente difícil mantener el mismo grado de concentración a lo largo de todo el tiempo que dure el partido, por lo que es preferible intentar centrar esta concentración en los momentos que consideremos más importantes (el saque, el resto...), dejando el tiempo perdido para relajarnos (aunque, por supuesto, esa relajación nunca podrá ser en exceso).
CÓMO MANTENER LA CONCENTRACIÓN
A continuación le damos una serie de consejos para conseguir mantener un grado correcto de concentración a lo largo de todo un partido.
Tome buena nota:
En los primeros golpes: trate de comenzar con el proceso de concentración unos 15 minutos antes de ponerse a jugar: salga antes a la pista y procure dar algunas bolas de forma tranquila, analizar el estado del día y del lugar... Afronte el juego con calma.
Mientras juega: debe intentar mantener un grado de concentración constante, para lo cual lo más recomendable es intentar conseguir un ritmo de juego regular.
Muchos entrenadores afirman que la mejor manera de mantener la concentración es estableciendo una serie de rutinas que le permitan dar cada golpe de manera similar; eso le ayudará a concentrarse en lo que tiene que hacer en cada momento, puesto que una cosa seguirá a la otra.
Mantenga la concentración por medio de la tranquilidad: si es usted capaz de mantener la compostura y concentración después de dar varios golpes malos, con total seguridad no realizará muchos más.
Trate también de no emocionarse demasiado cuando consiga uno de esos "puntos increíbles", cualquier exceso ya sea por malo o por bueno, resultará contraproducente para su concentración.
Mantener la tranquilidad es fundamental, por lo que usted deberá buscar una fórmula que le permita permanecer tranquilo incluso en la peor situación: pruebe por ejemplo a caminar e incluso a respirar algo más despacio en las situaciones potencialmente estresantes.
Conservar el grado de tensión óptimo: este es uno de los principales consejos que se pueden dar. Mantener un grado de tensión óptimo significa no relajarnos, pero tampoco llevar al campo una tensión excesiva con la que sólo conseguiremos distorsionar nuestros golpes.
Cuando se encuentre al final del partido procure aumentar su concentración. Es normal que el cansancio aparezca y eso influirá muy negativamente en su concentración.
Fuente: A-alvarez